Dos semanas después de Navidad, los hospitales de la CDMX ya colapsaron


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Hallar camas disponibles para un paciente COVID es prácticamente imposible, hallar oxígeno para atenderlo en casa está a punto de serlo


Una mujer de 56 años que sufría los efectos del COVID-19 recobraba la conciencia intermitentemente mientras paramédicos la subían y bajaban de una ambulancia en una frenética búsqueda por una cama en los saturados hospitales en Ciudad de México.

Esa es una escena cada vez más familiar en la capital del país y en el vecino Estado de México, una área metropolitana con más de 24 millones de habitantes, pues el incremento de casos y muertes por coronavirus han llevado a los hospitales y a los trabajadores de la salud al borde del colapso.

En los nosocomios de Ciudad de México, el 89% de las camas generales y el 84% de las camas con ventilador están ocupadas, mientras que, en el Estado de México, la saturación llega a un 82% de las camas generales y a un 79% de las camas con ventilador, de acuerdo con datos oficiales.

La mayoría de las veces, las ambulancias tienen que recorrer varios hospitales para hallar una cama disponible

Trabajadores de la salud aseguran que esas cifras son engañosas y la cruda realidad es que encontrar una cama disponible para quienes la necesitan desesperadamente se ha vuelto una hazaña que a menudo parece imposible.

“Está totalmente saturado el sistema. No hay lugar en los hospitales públicos ni privados disponibles”, afirmó el paramédico Daniel Reyes, vestido de pies a cabeza con equipo de protección, incluyendo gafas y una gruesa máscara facial.

Reyes esperaba en una ambulancia afuera de una clínica en el centro de Ciudad de México después de que los médicos rechazaran a su paciente, una mujer de 56 años cuyo nombre no es revelado por razones de privacidad, debido a que no había camas disponibles en el área de cuidados intensivos.

Ella recibió oxígeno suplementario dentro de las instalaciones mientras su sobrino, Víctor Luqueño, se comunicaba por teléfono con la aseguradora y los familiares para tratar de encontrar algún otro centro hospitalario con camas disponibles.

Los médicos del lugar dijeron que no la podían atender “porque si se ponía un poco más grave necesitaría terapia intensiva y ya es algo que está lleno en el hospital”, confesó, preocupado, Luqueño, quien ya perdió a su abuela por COVID-19.

Está semana México rompió récord de contagios diarios durante tres días consecutivos debido a que las reuniones durante la temporada navideña habrían impulsado la propagación del virus. En los últimos tres días, las autoridades han reportado más de 1,000 defunciones diarias.

La nación latinoamericana acumula hasta la fecha casi 1.5 millones de contagios y más de 131,000 decesos, el cuarto país con más muertes en todo el mundo.

Después de dos horas, Luqueño encontró un lugar para su tía en otro centro médico en el área metropolitana.

Recostada en una camilla y aislada del exterior dentro de una cápsula de plástico, la volvieron a subir a la ambulancia y la llevaron al hospital, donde, después de algunos controles realizados por los guardias de seguridad, fue ingresada.

Tuvo suerte de haber hallado una cama disponible y a poca distancia.

En ocasiones, para encontrar una cama para un paciente, los paramédicos han tenido que viajar al vecino estado Querétaro o hasta Monterrey, en el norteño estado Nuevo León, a unos 900 kilómetros de distancia, aseguró Reyes, el paramédico.

Eso significa que en los días más complicados una ambulancia y su equipo solo pueden atender a un paciente, lo que limita la disponibilidad de unidades que se requieren desesperadamente y que antes de la pandemia podían atender a ocho personas diarias.

“Ya llevamos tres semanas que nos está pasando esto”, dijo Reyes.

El paramédico de agregó que, a veces, después de un día infructuoso buscando una cama, finalmente no han tenido más remedio que llevar al paciente de regreso a casa.

“El problema ahí es el oxígeno”, se lamentó.


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