Alma Carmina…!
-Por José Angel Sánchez López-
Ninguna aventura de la imaginación tiene más valor literario que el más insignificante episodio de la vida cotidiana Gabriel García Márquez
La madrugada del domingo pasado se extinguió la vida de Alma Carmina Rosas Ibarra de Vega, mi comadre.
Con ella se va otra página de la época de oro del periodismo sinaloense, nos comentaría otro de aquellos que nos iniciamos en aquel periódico EL DEBATE que sirviendo a la región servía a la Patria.
Hija de los maestros Rubén Rosas Solís y Guadalupe Ibarra de Rosas, Alma Carmina nació, se crió y creció en el seno de una familia de educadores encabezada por una pareja de maestros que hacían de su trabajo magisterial un verdadero apostolado.
Por allá a fines de la década de los 50s llegó ´por primera vez a EL DEBATE aquella jovencita morena de cuerpo esbelto, simpática, para hacerse cargo de la sección de sociales.
Estuvo poco tiempo y se retiró por cuestiones familiares. Al poco tiempo editó una revista de sociales.
Un día de Abril de 1963 regresó para quedarse al frente de la sección de sociales por la que habían desfilado el sonorense Miguel Angel Moreno Cota autor de la columna Resumen, Olivia Astorga, Blanca Serrano, Julieta Osuna, Delia Hernández entre otros incluido quien esto escribe.
A partir de entonces comenzó a escribir cotidianamente sobre la vida social de Los Mochis.
Cuantas historias de amor, de familias, de amistades y hasta de dolor escribió.
Noviazgos, compromisos, bodas, bautizos…
Importantes eventos de organismos sociales y de servicio, como coronaciones, convenciones, etc.,.
Todo a lo largo de 58 años lo plasmó en las páginas de El Debate.
Alma Carmina vivió los cambios y la modernización del periódico.
De la tipografía, los linotipos, la prensa plana, la rotoplana, el offset…
De la máquina de escribir a la computadora, de diagramar los formatos en papel, escoger las fotos que le entregaban los fotógrafos, a seleccionar y armar las páginas en la pantalla de la computadora.
Cuantos nuevos periodistas, hoy ya maduros, escucharon sus consejos y aprendieron de ella.
Los años que coincidimos en EL DEBATE de Los Mochis vivimos una excelente amistad.
Amistad que fructificó en el compadrazgo al bautizar a mi ahijado Gildardo Vega Rosas.
Muchos años cubrí la nota roja, modestia aparte como nadie lo hacía, por lo que me bautizó como “El Tigre de la nota roja”
Alma Carmina trascendió mas allá del norte de Estado, a todo Sinaloa y otras entidades.
Se convirtió en un verdadero ícono del periodismo.
Desgraciadamente el tiempo no perdona y un día tuvo que dejar la sección en otras manos pero desde su casa escribía su columna.
Luego llegaron otras circunstancias y RESUMEN desapareció de las páginas de sociales.
La otra Alma Carmina: la madre.
Fue una madre ejemplar, abnegada.
Adoptaron una niña y aceptaron con resignación ella y Gildardo la situación de aquella pequeña a la que prodigaron todo el cariño.
Luego Dios los premió con el nacimiento de Gildardo.
Hace meses le atacó la enfermedad que la postraría y fue acabándola lentamente.
Finalmente el desenlace que terminó el sufrimiento y con su vida.
A mi compadre Gildardo, a mi ahijado Gildardo y a Alma Carmina Vega Rosas, a la familia Rosas Ibarra mis sinceras condolencias.
