¡Órale maestro póngale cal!.
NOVIEMBRE 22 DE 2023.
Si México es una laguna y Guadalajara en un llano, pues Culiacán en un albañal: con un barranco de lodo, piedras y desperdicios.
El conquistador español Nuño Beltrán de Guzmán fundó nuestra Ciudad en 1531, y la fundó bajo el imperativo de la defensa.
Puso frente a la amenaza de los aborígenes aposentados en el norte fiero y hostil, la muralla de dos, tres ríos.
Los muros de las casas gruesos, sólidos y las calles estrechas y laberínticas, fueron otros tantos baluartes en su actitud de defensa y de recelo…
Desaparecida la amenaza del aborigen norteño, la Ciudad se atreve a trazar sus primeras anchas avenidas y sus plazas espaciosas y sus casas con portales y arquerías.
Pero nunca recelaron los fundadores del flanco sur de la Ciudad, que era donde realmente se agazapaba el enemigo secular.
Y ese enemigo lo constituían –y lo siguen constituyendo- los lomeríos que por ese rumbo se levantan.
Pues en temporadas de lluvias, de esos lomeríos bajan aguas broncas, embravecidas que arremeten contra la Ciudad y la inundan de lodo, piedras y desperdicios.
Y es que la Ciudad quedo aposentada en el cauce natural de las aguas llovedizas que, bajando del lomerío, se precipitan impulsadas por la ley de la gravedad hacia los bajos, a la búsqueda de los ríos.
Ahora que –no faltará quién, ante el torrente de inmundicias, se ponga a pintar de blanco el lodo de la guarniciones. ¡Órale maestro, póngale cal!
Julio 29 de 1977