Luego de que se observó el humo en la chimenea de la Capilla Sixtina, la gente en la plaza de San Pedro comenzó a celebrar y las campanas de la basílica comenzaron a repicar.
La chimenea de la Capilla Sixtina desprendió humo blanco este jueves luego de una larga jornada de votación, lo que indica que uno de los 133 cardenales que se reunieron en el cónclave alcanzó dos tercios de los votos y asumirá como nuevo líder de la Iglesia católica.
El cónclave comenzó este miércoles 7 de mayo con la misa “Pro eligendo pontifice” y una primera votación en la tarde. Sin embargo, tras cuatro rondas votaciones, los cardenales tomaron una decisión la tarde de jueves, luego de que en dos ocasiones se lanzó la fumata negra, vista por miles de visitantes que acudieron a la plaza de San Pedro.
¿Qué pasa después de la fumata blanca?
La chimenea, colocada en el techo de la Capilla Sixtina y visible desde la Plaza de San Pedro, se convierte así en el centro de atención para fieles, medios de comunicación y observadores en todo el mundo.
Una vez emitida la fumata blanca, las campanas de la Basílica de San Pedro confirman la elección y la atención se traslada a lo que ocurre dentro del recinto. El cardenal decano pregunta al elegido:
—”¿Aceptas tu elección canónica para sumo pontífice?”
—”¿Cómo quieres ser llamado?”
Si el elegido asiente a la la primera pregunta, se convierte de inmediato en Papa y Obispo de Roma. En ese instante, se queman nuevamente las papeletas, lo que genera una segunda fumata blanca, confirmando el acontecimiento ante la multitud congregada afuera.
¿Qué es la sala de lagrimas?
La llamada “Sala de las Lágrimas” es la sacristía de la Capilla Sixtina a la que se dirige el nuevo Papa después de aceptar su elección. En ese lugar lo aguardan los ornamentos papales, disponibles en tres diferentes tallas, que usará por primera vez como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica.
Este lugar recibe su nombre por las intensas emociones que suelen experimentar los nuevos pontífices en ese momento: la carga de la responsabilidad, el asombro y una profunda conmoción espiritual.
El cierre del cónclave y la gran revelación
Una vez concluida la elección, se eleva una oración por el nuevo Papa y los cardenales le rinden homenaje. El solemne himno Te Deum, entonado en señal de gratitud, marca el fin oficial del cónclave.
A continuación, se lleva a cabo uno de los momentos más esperados: la presentación del nuevo pontífice ante el mundo. Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el cardenal protodiácono pronuncia la icónica declaración:
—“Habemus papam”.