LO DIJO MONTOYA: ETERNAMENTE BELLA.


Síguenos y comparte nuestras noticias

ETERNAMENTE BELLA


Por: Roberto Montoya Martínez

Quedan muy pocas glorias del cine de oro mexicano. Alma Rosa Aguirre, Silvia Pinal, Armando Silvestre e Irma Dorantes destacan en ese listado.

Pero la que se mantiene impecable a sus 93 años, gozando de cabal salud y conservando su cutis de colegiala, es una primera actriz que probó el sabor agridulce de la fama.

A pesar de haber sido herida, ha adquirido la experiencia. Y producto de ello, va a lanzar sus memorias ahora que es tiempo. Esta es la hoja de vida de Elsa Aguirre.

Elsa Irma Aguirre Juárez nació el 25 de septiembre de 1930 en Chihuahua, Chihuahua, siendo hija de Emma Juárez y de Jesús Aguirre Castillo, un militar capitán segundo. Tuvo cuatro hermanos; Hilda, Mario, Alma Rosa y Jesús.

En su infancia, su madre solía rechazarla por su color de piel, llamándola «negrita» y diciendo que no era su hija porque se la «habían cambiado».

Durante sus primeros años de vida, su familia gozó de una buena posición económica, pero durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, su situación cambió a causa de los efectos que el antedicho conflicto armado empezó a dejar en el estado de Chihuahua.

Encontrándose en pobreza extrema y con sus circunstancias de vida empeorando, su padre la mando a ella, a sus hermanos y a su madre, a vivir a Ciudad de México. Allí, primero radicaron en un departamento cerca de Chapultepec, y después se mudaron a Mixcoac, lugar en el que Elsa y sus hermanos vivieron la mayor parte de su niñez y adolescencia.
Luego de que su padre los alcanzara y se mudara con ellos, se trasladaron a Tacubaya. En 1945, su tía Elsa los visitó para platicarle a su mamá sobre un concurso de belleza que la productora cinematográfica Clasa Films Mundiales se encontraba preparando, el cual tendría como premio aparecer en un papel secundario en la película El sexo fuerte.

Seguidamente y una vez que se recuperó de la fiebre de malta que padecía, su progenitora la llevó a ella, a Alma Rosa, y a su hermana Hilda, a participar en dicho concurso. En la competencia, Hilda ganó el tercer lugar, Alma Rosa, con 16 años de edad, el segundo, y ella, con 14 años, el primero.

De esta manera, las cintas El sexo fuerte y El pasajero diez mil, ambas de 1946, se convirtieron en los primeros trabajos actorales que ella y su hermana realizaron en sus respectivas carreras como actrices.

Ya que ambas eran menores de edad, su mamá canceló el contrato que las dos tenían firmado con Clasa Films, debido a que se le negó el derecho de acompañarlas durante a sus llamados de filmación para la tercera producción en la que iban a participar.

Pesé a esto, Elsa y su hermana continuaron con sus carreras, pero de forma separada; ella se unió a la productora Bracho Films para participar en el filme Don Simón de Lira de 1946, mientras que Alma Rosa retomó sus actividades con la película La sin ventura, producida por Filmex.

En 1948, coprotagonizó junto a Arturo de Córdova en la película Algo flota sobre el agua; su actuación en el antedicho proyecto inspiró a Zacarías Gómez Urquiza, un director y guionista de cine, a escribir la letra de una canción titulada «Flor de azálea».

Desarrollando su carrera durante el transcurso de la Época de Oro del cine mexicano, algunos de sus trabajos más notables incluyeron Lluvia Roja (1950), Una mujer decente (1950), La estatua de carne (1951), Cuatro noches contigo (1952), Cantando nace el amor (1954), y La perversa (1954).

Cerca de 1952, tuvo un breve noviazgo con el actor y cantante Jorge Negrete, que terminó debido a que Aguirre perdió el interés en él, cuando Negrete intentó convertirse en un tipo de educador para ella que solía enviarle libros sobre arte y cultura, temas que a Elsa no le interesaban, ya que lo único que quería era tener una relación romántica.

Al poco tiempo de terminar su romance, Negrete se casó con María Félix. El mismo año, durante las filmaciones de la cinta Cuidado con el amor, tuvo un altercado menor con Pedro Infante, su coprotagonista, a quien cacheteó luego de que la besara sin su consentimiento, acción que no aprobó aún cuando ambos sentían atracción el uno por el otro.

En adición, su belleza física atrajo la atención de hombres y mujeres, que incluyeron al actor Ignacio López Tarso, una mujer cubana, y al pintor Diego Rivera, quien intentó convencerla a posar semidesnuda para él, y que de esta forma pudiera pintarla, petición que ella declinó y calificó como impúdica e inmoral.

En 1959, a pesar de encontrarse en el mayor apogeo de su carrera artística y teniendo apenas 29 años de edad, decidió retirarse para poder llevar una vida normal.

Posteriormente, ese mismo año contrajo matrimonio con Armando Rodríguez Morado, un periodista que había conocido tiempo atrás y del que se enamoró rápidamente por su apariencia y atractivo físico; al poco tiempo de casarse con él, Morado tomó una actitud sumamente violenta contra ella, que incluyó violencia física y psicológica.

De acuerdo a Jesús Aguirre, uno de sus hermanos, el hombre llegó a quemar todos los canarios que su hermana cuidaba, mientras que su hermana Hilda, contó que puso en riesgo la vida de Elsa cuando la amenazó a punta de pistola estando embarazada de Hugo Morado, el único hijo que procrearon juntos.

Tras esto último, se refugió con su familia al temer por su vida y la de su retoño, y le ayudaron a divorciarse de él en una fecha desconocida, pero ella se quedó sin un trabajo estable y cargando con toda la responsabilidad de su hijo, ya que Armando se negó a responder por el niño.

Pesé a sus problemas económicos, logró salir adelante y se encargó de la manutención y crianza de su hijo con apoyo de su madre y otros familiares, a quienes les encargaba que cuidaran de su hijo luego de ser reaceptada como actriz en 1962, año en que retomó sus actividades actorales debutando en la televisión con la telenovela Las momias de Guanajuato.

A mediados de la década de los sesenta, intervino en las producción cinematográfica Casa de mujeres de 1966, la telenovela Leyendas de México de 1968, y la cinta Los años vacíos de 1969.
Su filmografía posterior la realizó participando en telenovelas, como Lo blanco y lo negro de 1989, Acapulco cuerpo y alma de 1995, y Mujeres engañadas de 1999. En 2001, su hijo Hugo sufrió un accidente automovilístico fatal en el que falleció a los 30 años de edad; en sus propias palabras, Aguirre comentó que lo único que pudo consolarla ante tal situación, fue el haber podido estar junto a él en sus momentos de agonía, ya que lo pudo ver morir «con una expresión de paz en su cara».

En una entrevista de 2021, compartió que, Armando Rodríguez Morado, su exesposo, tenía actitudes muy raras; como salirse a trabajar a las cuatro de la mañana, luego irse nuevamente en las mañanas, y hacerlo otra vez por las noches, beber demasiado alcohol, pedirle disculpas constantemente por las acciones que tomaba con ella, manejar a velocidad descontrolada, e incluso jalarla del brazo sin su consentimiento.

En adición, confirmó que él nunca quiso hacerse cargo del hijo que tuvieron juntos, ya que nunca volvió a buscarla luego de que se separaron, ni tampoco cuando Hugo murió, y solamente trató de acercársele por medio de recados y llamadas cuando ambos ya eran ancianos, intentando convencerla de regresar con él diciéndole que tenía el «recuerdo vivo de ella», pero Aguirre lo rechazó contestándole que lo único que los unía era su hijo, además de solicitarle que no le volviera a hablar por teléfono.

Su hermano Jesús habló sobre esto en 2013, y el compartió que Morado le pidió a Aguirre trabajo como jardinero, alegándole que le había ido mal en la vida y que ella se encontraba muy bien viviendo en una casa muy hermosa.

En otra entrevista que se le hizo a Elsa en 2023, añadió que Armando llegó a dudar que Hugo fuera su hijo y que tres años después de que finalizaron sus trámites de divorcio, lo llegó a ver caminando en la calle con dos niños, y uno de ellos era de la misma edad de su hijo.

En noviembre del mismo año, fue homenajeada junto a su hermana Alma Rosa por la Asociación Nacional de Actores (ANDA), institución que le otorgó a ambas una medalla conmemorativa por cumplir de manera oficial 75 años de haber iniciado sus actividades fílmicas.

Aunque los años pasen, Elsa Aguirre será eternamente bella. No cualquiera tiene sus años y se conserva de manera impecable. Las nuevas generaciones deben conocer lo hecho por esta gran artista, que, gracias al yoga, se mantiene más fuerte que un roble. Que dios la guarde una eternidad.


Síguenos y comparte nuestras noticias
Anterior GOBIERNO ARBITRARIO, ENCARCELA Y CENSURA
Siguiente 90 MINUTOS: El que perdona, pierde. *De pronósticos reservados