¿PERDER LA VIDA EN CUMPLIMIENTO DEL DEBER, HONRA EL SERVICIO PÚBLICO?


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La impunidad es el producto de la ineficiencia y la complicidad. El gobierno es el responsable de que el crimen se destierre y evitar que sigan cayendo policías como Juan Miguel Silva Alvarado.

Lunes 8 de agosto de 2022.

Juan Migue, fue un policía entregado a su trabajo. No limitó su responsabilidad a horarios o días determinados. Era un apasionado de lo que hacía, dignificaba al policía. Era leal y respetuoso con sus superiores, pero también con sus iguales. Describir esa pasión sentida en sus salidas operativas, no es sencillo. Era parte de una entrega por disciplinar las faltas o delitos, sin importar los riesgos.

Lo conocí por allá en mi paso por la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán, la entrevista personal obligada y el expediente laboral que lo acreditaba, no me produjo ninguna duda de que sería un elemento policial que formaría parte de la seguridad del Secretario.

Muchos fueron los operativos en que nos tocó participar recorriendo el municipio y con más intensidad en la zona urbana de Culiacán. La policía municipal se distinguió con acciones reales que dieron vigencia al cumplimiento del Bando de Policía y Gobierno y la disminución de los hechos criminales.

Música callejera en vehículos o vecinos fastidiados por la música estruendosa domiciliada, fueron callados por la policía de Culiacán. El tránsito de vehículos con gente armada se desterró, y se restituyó la tranquilidad a las familias al grado de percibirse una considerable disminución en la inseguridad. No es porque lo diga yo, lo informó el Consejo Municipal de Seguridad Publica de Culiacán.

Juan Miguel Silva, fue en todo momento un policía disciplinado, siempre en espera de la orden de alistarse porque habría operativo. La orden a la escolta era que no se admitiría ninguna sorpresa de gente armada, la seguridad de uno era la premisa para todos. Cualquier amenaza sería enfrentada y en la acción todos correríamos el mismo riesgo. Jamás se admitió, que la sorpresa desarmara a la seguridad del custodiado.

¿Qué sucedió con el personal de seguridad que custodiaba al Subdirector? Es inadmisible que hayan sido sorprendidos por grupos delincuenciales, y lo peor haber sido desarmados. La alerta y las armas son para la defensa. La seguridad del custodiado se lo da la escolta que lo blinda, es su seguridad o el destino de todos.

Hoy guarda silencio no por voluntad propia, sino por las balas asesinas de la impunidad que azota a Sinaloa. Culiacán pierde a un policía ejemplar y a un Padre de Familia responsable. Una familia que llora y la vela, pero también una familia unida y trabajadora. Un policía que amaba su profesión y honraba el uniforme que portaba y a la Institución que le servía.

El delincuente impune, sigue cometiendo delitos. Hoy asesina cobardemente a un servidor público que no se sometió a sus ofertas ni se doblegó a sus amenazas. La lealtad a las instituciones y al servicio que se presta debe ser el padre nuestro de todos los días.

Recuerden siempre que el honor, es la cualidad moral de cada uno, es el que nos obliga a cumplir con nuestros propios deberes y nos impone el cuidado de los derechos y la tranquilidad de los demás.

¿Perder la vida en cumplimiento de un deber, dignifica la función policial o el servicio público? un gobierno que abandona las instituciones policiales civiles para militarizarlas ¿será digno de consideraciones? ¿La delincuencia impone sus condiciones? ¿La muerte de Juan Miguel se convertirá en un número más en la estadística de delitos impunes?

¿Usted qué opina?


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